NOTICIAS - REPORTAJES
del sitio web del Fondo de Evangelización
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JUAN MILLER
Un “pequeño gran hombre” de Dios
“Pequeño gran hombre”. Es el título de un conocido western protagonizado por Dustin Hoffman, allá por 1970. En esta película, Jack Crabbe, un anciano de 121 años superviviente de la época del general Custer y su lucha contra los indios, narra sus experiencias.
Juan Miller no llegó a los 121 años ni peleó con el general Custer, pero sí que podemos recordarlo como “pequeño gran hombre”, pero no por su estatura física, sino por su gran estatura espiritual. Un “pequeño gran hombre” de Dios.
Este pasado 12 de junio de 2012, Juan partió a la presencia del Creador en la paz que solo nuestro Señor puede darnos. Su inseparable esposa Melinda y su hija Becky, junto con su marido Pontus y sus cuatro hijos (Keila, Nicole, Aaron y Joel), pasaron este último tiempo de Juan en la tierra rodeándolo del amor y calor que solo la familia puede dar.
Mi memoria de Juan es breve, porque tengo la edad de su hija, de hecho, nos criamos juntos en el barrio del Antiguo, en la calle Portuene, en San Sebastián. También asistimos juntos a la Iglesia de Amara, e incluso, durante unos años, compartimos colegio, Manuel de Larramendi, junto con mis hermanos (los únicos creyentes del colegio).
Pero hay detalles que al pasar el tiempo no olvidas.
-Juan era un apasionado de los deportes, especialmente del baloncesto y de todos los deportes vascos (pelota vasca, frontón, cesta punta…). Solo encendía la televisión para ver el telediario y los deportes.
-En la mesa bebía leche, como yo (“¿Amá, por qué Juan bebe leche y no vino como el Aita?”- Es la pregunta que hemos hecho muchas veces a mi madre).
-El despacho donde estudiaba en su casa siempre estaba recogido, ni un papel por el medio, todos los libros en su estantería, separados por idiomas, temas… un hombre ordenado.
-Nunca vi su coche sucio.
En cuanto a su vida, Juan sirvió a su país en la Guerra de Corea, como sanitario porque era objetor en el uso de armas. A pesar de ello fue condecorado por su valor en el cumplimiento del deber, antes de graduarse en la universidad de Wheaton (Illinois) y en el seminario Fuller de Pasadena, CA.
Juan, Melinda y Becky (en su barrio del Antiguo, San Sebastián, 1979)
Llegó a España en octubre de 1972. El primer día de su llegada a Madrid acudió a la "Conferencias de Trafalgar", donde conoció a muchos hermanos con los cuales ha mantenido contacto desde entonces.
Su integridad fue probada muchas veces a lo largo de su ministerio, pero siempre salió victorioso. Cuando vendía un coche lo acompañaba con una libreta donde anotaba todas las incidencias, reparaciones e incluso cambios de aceite.
Desde 2002, tras más de 30 años de servicio al Señor y a su pueblo en España, volvieron a Congress, Arizona, donde siguieron activos en distintos ministerios en la iglesia de Calvary Baptist. Pero siempre mantuvieron el contacto con el País Vasco. Incluso, apoyando económicamente con sus ofrendas familiares a través de FONDEVAN.
Tampoco perdió el contacto con sus compañeros veteranos de la guerra de Corea, desempeñando funciones de consejería espiritual. Por este motivo, recibió Honores Militares en su funeral, donde una bandera cubrió su ataúd como muestra de respeto y reconocimiento a su labor. Posteriormente, esta bandera fue entregada a su viuda.
Manuel Corral (Izquierda) y Juan Miller (derecha). 1980
Y no se limitó a cumplir con su ministerio, sino que invirtió tiempo en discipular, como un mentor, a hombres como Manuel Corral, Jaime Ardiaca y Abel Rozada entre otros quienes siguen perseverando en la Fe, colaborando en diferentes obras y ministerios.
En momentos en los que estamos asistiendo a nuevas técnicas de desarrollo del potencial de las personas y líderes con métodos como el “coaching”, “mentoring”, “learning by playing”, etc.… Juan siguió los pasos de Jesús con sus discípulos: pasar tiempo con ellos y preparar a aquellos que debían continuar con el ministerio de compartir el evangelio y sólo el evangelio.
Lo dicho, un pequeño gran hombre, en Dios, por la gracia de Dios y a través de Dios.
Señor, gracias por Juan y por su ejemplo.
Cuida y bendice a Melinda, Becky y familia.
Levanta más “Juanes y Melindas”, en tu voluntad.
Amén.
Isaías 26:4 Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos
por Daniel Corral
NOTICIAS - REPORTAJES
Comienzos de la Iglesia de Amara (1976)
Juan y Melinda con Pontus y Becky, Keila, Nicole, Aaron y Joel (2012)
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