Reseña biográfica de
D. Pegerto Caride
y Dña. Elisa Cortizo
PEGERTO CARIDE RODRIGUEZ
Nacido el 19 de agosto de 1908 en Parada de Amoeiro, provincia de Ourense, en el seno de una familia modesta. Ha quedado huérfano de madre a los 10 años. Su único hermano, al poco tiempo de casarse en segundas nupcias su padre José, emigró a Argentina, por lo que su niñez y adolescencia no ha sido muy feliz.
A los 17 años se trasladó a Ourense para aprender el oficio de carrocero, trabajando por cuenta ajena y alternando su tiempo en la Escuela Provincial de Artes y Oficios para mejorar su preparación académica. Fue secretario del sindicato de la construcción de la UGT, hasta finales del año 1935, fecha en que con otros compañeros han fundado un taller de construcción de carrocerías en el entorno de un deterioro económico y político-social de máxima tensión.
Durante la guerra civil española (1936-1939) fue militarizado junto con la maquinaria de su modesto taller y trasladado a Pontevedra con su esposa Elisa e hijo, para dirigir el Taller de Recuperación de Automóviles del Ejército de Tierra de las fuerzas de Franco. Esta circunstancia ha sido determinante en su vida, ya que no solo se libró de ir al frente de batalla, sino también de males peores por su pasado sindicalista. Al finalizar la guerra regresa a Ourense y continúa con su taller de carrocerías, que con el tiempo, alcanzó un gran desarrollo llegando a ser el mayor fabricante de autobuses de España, exportando a más de 30 países de 4 continentes.
A su regreso de Pontevedra ha conocido, de forma casual e inverosímil al farmacéutico José Fernández Carnicero, reuniéndose con mucha frecuencia. Ambos habían entablado una fuerte amistad a consecuencia de una acción puntual y arriesgada a favor de su hermano médico Antonio Fernández Carnicero.
La esposa del Sr. Carnicero, siendo niña, regresó de Cuba con sus padres y al despedirse del colegio Presbiteriano al que asistía le regalaron una Biblia. Cuando años más tarde se casó con el Sr. Carnicero se llevó sus juguetes y objetos personales y entre ellos la Biblia, que estuvo guardada en un baúl por varios años hasta que un día fue localizada por su esposo.
Don Pegerto cuenta en un escrito personal lo siguiente: “Un cierto día al llegar a su farmacia me dijo que tenía una Biblia., que había encontrado entre los juguetes de su esposa, cuando era niña … Un buen día la estábamos leyendo en la trastienda de la farmacia y llegó el viajante de comercio Pablo Núñez de Vigo y entre otras cosas nos aconsejó que leyésemos el Evangelio de San Juan que nos ayudaría a comprender mejor el Antiguo (Nosotros estábamos entusiasmados con el libro de Daniel) no sabíamos quién era Pablo Núñez y cuando nos enteramos de que era protestante, nos hizo recelar bastante. Pero después de alguna visita más nos invita a conocer a D. Edmundo Woodford, pastor de la iglesia de Vigo en calle General Aranda. Después de una larga conversación en su casa concluyó la entrevista con una oración que nos dejó perplejos, ya que se puso de rodillas en el suelo, pidiendo a Dios bendición para nuestras vidas, Nos puso en contacto con D. Venancio Blanco, creyente en Ourense que se reunía en su casa con 5 hermanos y algún simpatizante. Por tres años nos visitaba con mucha frecuencia con el fin de aclarar lo que estábamos leyendo en la Escritura, disipando dudas y respondiendo a muchas preguntas. Primero se convirtió el Sr. Carnicero y al poco tiempo me convertí yo al Señor Jesús, dejando atrás el viejo hombre…” Esto sucedió en el año 1943.
La incorporación de estos dos hermanos a la pequeña comunidad de creyentes ha sido de gran bendición. Ambos fueron usados por el Señor para el mayor desarrollo de la iglesia local, ya que se interesaron en la incorporación de un Obrero, presentando la propuesta, con los demás ancianos, en unos cultos de Marín de fin de año. Entonces fueron promovidos los siervos del Señor don Celestino Puente y su esposa doña Ruth Dodd, incorporándose el año siguiente a la iglesia de Ourense.
El Sr. Caride ha participado activamente en las decisiones de traslado de la casa-culto de Mariñamansa a los dos locales de culto en la Av. de Portugal y desde 1971 en calle Bonhome. Durante 50 años fue anciano de la iglesia con dedicación y testimonio a imitar. Sus exhortaciones siguen en la mente de muchos creyentes en al actualidad.
Su testimonio y deseo de evangelización hicieron impacto en toda su familia política, ya que tanto su esposa como el resto de familia conocieron al Señor y en algún caso ya alcanza ahora la 4ª generación. Pero su mayor preocupación estaba en el apoyo y ayuda a los obreros a tiempo completo, y al conocer por el Sr. Miñambres el proyecto de FONDEVAN, se ha convencido que era un buen instrumento para la evangelización en el presente y el futuro de la Obra. Por ello acepta su incorporación al Consejo fundador del Fondo, en el que por muchos años fue constante colaborador, promoviendo al máximo su difusión y consolidación.
Como FONDEVAN no contemplaba la dotación de medios de transporte para los Obreros, pensó que sería de provecho para mejorar los desplazamientos para la obra, dotar de motos a los que no tenían medios de transporte, comprando 5 motos Ossa que ha distribuido entre los Obreros en España.
Desde el inicio de su vida cristiana, abrió las puertas de su casa a todo Obrero, misionero o visitante de la iglesia. La hospitalidad era algo que junto con su esposa practicaron de manera continua. Decía que ellos mismos eran los más beneficiados de ese servicio al Señor, por la comunión y amistad con los siervos de Dios.
Su ansia social le impulsó a cooperar con obras benéfico-sociales en la provincia. Fue cofundador de la Cofradía de Donantes de sangre de Ourense, colaborador de Auxilia, Cruz Roja, etc.
En julio de 1972 se le otorga por el Estado Español la Cruz de Oficial de la Orden del Mérito Civil.
Su esposa, doña Elisa, pasó a la presencia del Señor el 30 de marzo de 1995, después de 5 años de larga y dura enfermedad, estando él pendiente de ella día y noche en ese largo periodo. El 22 de diciembre de 1998 fue llamado a la presencia de su Señor de forma plácida y en paz. Con motivo de su sepelio las manifestaciones de simpatía a su persona han sido numerosas, tanto de forma personal como a través de la prensa local y regional.
“Hay hombres que pasan su vida sembrando y hay otros que siembran su vida” esta frase que figura en su epitafio expresa lo que fue su vida cristiana.
D. PEGERTO CARIDE
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